Un lugar donde cohabitan 700 millones de personas, tiene que ser, de por si, muy importante.
El recorrido ha sido de 2.500 km en trekking, biking y kayak, desde el nacimiento del río Ganges en el glaciar Gaumukh, Himalaya, hasta su desembocadura el Golfo de Bengala, océano Índico…
El recorrido se ha hecho en base a otro que tiene como referente la expedición “From Ocean to the Sky”, capitaneada por Edmund Hillary en 1977, en la que fue remontado el río Ganges con barcas motoras, pero en este caso ha sido en sentido contrario y evidentemente sin motores.
El gaditano Gonzalo Suardíaz, junto a la esquiadora sueca Elin Benhard y el corredor madrileño Juan Antonio Alegre con una beca de la BBK han podido realizar este sueño.
Cronica:
Una vez recogidas las canoas en Allahabad, a donde llegamos en bici, las botamos en los barrizales de la orilla del río Yamuna. Cargados de comida y agua hasta los topes, y con un fétido olor acompañando la maniobra, comenzamos a remar junto un búfalo flotando, y no precisamente porque nadara. Navegamos por Sangan, lugar sagrado donde el río Yamuna se une al Ganges. Esta lengua, donde ambas corrientes fluyen, es lugar supremo de purificación hindú. Mientras remamos multitud de paisanos se zambullen en busca de limpieza espiritual. El último festival Kumbamela atrajo a setenta millones de peregrinos.
No fue fácil acampar en las orillas de los arrabales de Allahabad pues son un nauseabundo basurero. Donde mejor pudimos montamos las tiendas en compañía de los perros salvajes que merodean por las orillas… chacales y lobos tampoco faltan. Acabábamos de ver arrojar varios cuerpos de difuntos a medio incinerar por lo que rápido comprendimos el por qué de su presencia. Las familias que no disponen de dinero para comprar suficiente madera para la ‘pira’ no llegan a completar la incineración del cuerpo y lo arrojan prácticamente integro. A lo que hay que añadir que, según la creencia hindú, niños y mujeres embarazadas no deben ser incinerados por lo que son directamente arrojados agua.Cada mañana toca remar con ganas porque al mediodía el sol es insufrible y además la corriente es prácticamente nula. A menudo vemos cadáveres a la deriva sobre los que se posan grandes cuervos, que como los perros son auténticos carroñeros. Impresiona ver los rostros destrozados por los picotazos. Definitivamente el desayuno se nos atraganta. Por la tarde será la merienda… por la presencia del cadáver de un niño flotando. Aunque se conocen estas costumbres la realidad siempre supera lo esperado. Frente a esta imágenes vienen a la memoria las palabras del coronel Kurtz en la película Apocalipsis Now: “¡El horror, el horror!, el horror y el terror tienen rostro y hay que familiarizarse con él. El horror y el terror son tus amigos sino se convierten en enemigos de verdad, enemigos indestructibles”…
Desde luego este tramo del río tiene mucho que ver con un “inframundo” muy real a la vista de un occidental. Y lo que ya te deja KO es el necro-canibalismo que practica la secta Aghori. Sus venerados devotos creen que comer la carne cruda o quemada de los cadáveres que flotan en el río Ganges les confiere poderes sobrenaturales…
Por el contrario, es muy gratificante ver a los delfines de agua dulce saltando y resoplando. Son casi ciegos y se mueven por ecolocalizacion. Llegan a medir dos metros y son de color gris. Sólo quedan unos dos mil en el Ganges debido a la caza ilegal y a la contaminación. Se estima que el agua contiene 1.5 millones de bacterias coliformes fecales por cada 100 ml... cuando lo normal para bañarse de forma segura rondaría las 500 bacterias. Mejor no tragar agua.
Además de compartir corriente con los delfines, es muy entretenido navegar por las orillas de las inmensas islas de arena que surgen después del monzón. Son ideales para acampar y están repletas de todo tipo de aves. La rutina ha sido una constante esta semana. Horas de remo, parada a mediodía por el intenso calor, búsqueda de agua para potabilizar y por la tarde rastreo de playa para acampar. Los atardeceres son de postal pero en cuanto el sol se oculta una manta de humedad empapa todo.
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