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lunes, 12 de octubre de 2009

La recompensa



José Antonio Lucas Albaladejo se tenía que escapar de casa para poder practicar piragüismo cuando apenas tenía doce años de edad; Luis Miguel Hueva tuvo que convencer a su padre de que lo suyo no era el fútbol, que prefería remar por el Río Segura. Muchos años después, formando pareja, han alcanzado la gloria que por diversas circunstancias se les negó cuando eran jóvenes: se han proclamado campeones del mundo de veteranos en el primer campeonato oficial que se ha celebrado en la historia.
Los inicios fueron muy complicados para Lucas. Su padre era pescador y tenía que trabajar con él: "No me dejó ir al equipo nacional cuando me llamaron", recuerda. Para poder practicar el piragüismo tenía que hacer todos los días encaje de bolillos. Por la noche trabajaba en el bingo, después se iba a pescar y cuando terminaba la jornada, entonces se ponía a remar. Hoy tiene 53 años y lleva desde los 12 con la piragua. Pertenece a la Escuela Piragüismo Mar Menor, un club donde los niños le adoran. De hecho, tras proclamarse campeón del mundo -logró una medalla de oro individual y otra formando equipo con Hueva-, ambos fueron objeto de un gran recibimiento, con pancartas y una gran fiesta.
Hueva, que es del Club Pinatarense-Grupo Caliche y tiene 50 años, recuerda que en su niñez su padre quería que jugara al fútbol: "Incluso me hice entrenador regional. Pero me lo dejé cuando estando a punto de fichar por el Murcia, me hice una fisura en la cadera. En ese momento dije que se acabó y me metí a hacer piragüismo. En mi primera competición, volqué nada más salir. Me acordaré toda la vida porque fue en Madrid en el mes de abril. Casi me congelo", comenta.
Después de tantos años y de realizar tantos kilómetros juntos para competir, la compenetración les ha dado los éxitos en el Mundial: "La piragua es fuerza y técnica. El que va delante es quien marca el ritmo, que en nuestro caso es Lucas. Pero si no funcionamos los dos, el barco no anda", explica Hueva, de profesión bombero.
A titulo personal, añadiria que ademas de fuerza y tecnica , es equilibrio y constancia. Siempre que persigues un fin hay una recompensa, bien en forma de medalla, bien en satisfaccion personal por el trabajo y esfuerzo bien hecho. Felicidades a los dos.

2 comentarios:

Lucas dijo...

Todo un ejemplo.

Rafa dijo...

Ja ens queda poc per tindre la medalla.....a la paciencia.