Por fin se acabaron las fiestas y los daños colaterales, al final, haciendo recuento de bajas, todos hemos caido en alguna pasion festera y algunas virtudes se han dejado para mas adelante.
El domingo era un dia de los que como traca final, habia que salir a remar para tratar de sacar el mono de paseo y asi poder aguantar una semana mas sin estres postvacacional, jet-lag veraniego y todas esas historias que suenan tan bien y con una buena siesta se arreglan.
Ya entre dos luces todo marcaba a mal dia, el viento entraba de NE ( Levante) con fuerza y las olas andaban mas allá del metro y con buena rompiente. El cielo tapado, marcando espiral sobre Irta y amenazando con chapapote.
Me quedo en la playa mirando a todas partes intentando descifrar la meteo para toda la mañana y asi decidir mi partida, y fue cuando vi el mono subido al kayak encima de la baca del coche y el mensaje escrito que decia que no habia otro plan. En 10 minutos estabamos en el mar con la olas entrando por la aleta y rumbo a La Roca, cabalgando sobre las olas. A medida que llegabamos, las olas rompian mas adentro, por lo que habia que navegar muy por fuera de la linea de balizas para bañistas y aproar directos al castillo. El mar estaba roto alrededor de la roca y hasta bien entrada la bocana del puerto de Peñiscola, donde ya con mas calma se hizo necesaria una buena hidratacion. 15 minutos aerobicos y vuelta al punto de partida con viento y olas de amura que hicieron del mar un parque de atracciones completo.
Cuando salí surfeando, me di cuenta que el mono se habia quedado en el mar.
Un buen Domingo para divertirse.
La inestabilidad de la travesia impidió un buen reportaje fotografico, pero como la causa es la primera parte del efecto, os dejo con estas dos bellezas que han presidido todos los dias el almuerzo en el almacen de Eduard ( Chulla ) y en que han dado la imagen a las fiestas benicarlandas. Achacosas un poco pero pueden contar lo suyo.
El domingo era un dia de los que como traca final, habia que salir a remar para tratar de sacar el mono de paseo y asi poder aguantar una semana mas sin estres postvacacional, jet-lag veraniego y todas esas historias que suenan tan bien y con una buena siesta se arreglan.
Ya entre dos luces todo marcaba a mal dia, el viento entraba de NE ( Levante) con fuerza y las olas andaban mas allá del metro y con buena rompiente. El cielo tapado, marcando espiral sobre Irta y amenazando con chapapote.
Me quedo en la playa mirando a todas partes intentando descifrar la meteo para toda la mañana y asi decidir mi partida, y fue cuando vi el mono subido al kayak encima de la baca del coche y el mensaje escrito que decia que no habia otro plan. En 10 minutos estabamos en el mar con la olas entrando por la aleta y rumbo a La Roca, cabalgando sobre las olas. A medida que llegabamos, las olas rompian mas adentro, por lo que habia que navegar muy por fuera de la linea de balizas para bañistas y aproar directos al castillo. El mar estaba roto alrededor de la roca y hasta bien entrada la bocana del puerto de Peñiscola, donde ya con mas calma se hizo necesaria una buena hidratacion. 15 minutos aerobicos y vuelta al punto de partida con viento y olas de amura que hicieron del mar un parque de atracciones completo.
Cuando salí surfeando, me di cuenta que el mono se habia quedado en el mar.
Un buen Domingo para divertirse.
La inestabilidad de la travesia impidió un buen reportaje fotografico, pero como la causa es la primera parte del efecto, os dejo con estas dos bellezas que han presidido todos los dias el almuerzo en el almacen de Eduard ( Chulla ) y en que han dado la imagen a las fiestas benicarlandas. Achacosas un poco pero pueden contar lo suyo.
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