Nadar y remar o remar y nadar, en el fondo del ejercicio y del esfuerzo es algo muy parecido. En este caso el kayakista hizo el largo, solo, y los nadadores se relevaron por tiempos. Ventajas aparte, el esfuerzo fue mutuo durante las 17 horas que duró la prueba y los 51 km recorridos. Una travesia que unió el puerto de Oropesa con las Islas Columbretes y que sirvio para demostrar que las distancias son mas cortas en compañia, aunque probablemente en este caso, la charla fue mas bien escasa.
Curiosamente esta prueba coincidio con los Dragones de Mar.
La salida se produjo sobre las 5:10 de la mañana del sábado 27 de junio, sin ninguna complicación a destacar y en medio de la oscuridad. La noche había transcurrido con el mar un tanto revuelto y la intensidad del viento era de 10 nudos en contra de los nadadores. Esta circunstancia empeoró además a lo largo de la mañana, hasta alcanzar los 16 nudos en contra.
Tres hombres, Antonio, Ramsés y Apolo, que acababan de culminar un precioso reto, un desafío al mar y a sus propias condiciones, que les había llevado a cubrir a nado la distancia de 51.000 metros entre Oropesa y las Islas Columbretes durante diecisiete horas llegando a las 22:15 h de la noche del sábado.
La travesía por relevos se había planteado para que cada uno de los protagonistas de este reto nadara 5 veces la distancia de 3.400 metros alternativamente. El tiempo estimado para realizar la prueba era 16 horas, aunque finalmente el tiempo empleado fue algo superior. No mucho más, ciertamente, teniendo en cuenta las dificultades y el viento en contra que ponía el listón mucho más lejos de su alcance para los protagonistas de este sueño que por fin se ha hecho realidad.
Junto a ellos, el kayakista Eduardo realizó su propio reto al tiempo que servía de referencia necesaria para que los nadadores pudieran orientarse.
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