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lunes, 1 de agosto de 2011

Ibiza - Alicante: dia tres


Sin descanso.
Dormiamos poco pero intensamente. El gimnasio del CNSA fue el mejor lugar donde habiamos estado en posicion horizontal. A las 5:00 campana, recoger trastos y al Syrke a por la ultima hora de la meteo. El S habia amainado y las olas desaparecido, es lo que ocurre cuando te preparas para salir, abres la puerta y ya se han marchado todos. Los nadadores estaban en Calpe a refugio de vientos despues de una noche de infierno en el Canal de Ibiza, donde alguno perdio la antena del gps y gracias a los faros pudo encarar la bocana del puerto.
Largamos amarras y nos despedimos de la isla mirando hacia atras, a la salida del sol. Aunque no dejamos de volver a mirar por ultima vez el Eclipse, el superyate de Roman, el presidente del Chelsea, que coincidió con nosotros en la isla y que no llegamos a conseguir abordar para que nos diese una vuelta en helicoptero.
Efectivamente la salida de la bahia fue muy tranquila, una vez rodeada Sa Conillera comprobamos que el mar estaba plato y no habia rastro de viento y olas. ¿ Que hubiera pasado si el reto se hubiera retrasado un solo dia?. La imagen de Es Vedrá, una isla menor que no pasa nunca desapercibida por su imagen, magnetismo y oscuros avistamientos, fue haciendose pequeña en nuestras retinas a medida que ibamos adentrandonos en mar abierto. El cruce del canal fue un placer de cuatro horas sin siquiera poner los kayaks en el agua, habia que llegar en tiempo y forma a Moraira donde esperabamos a la comitiva que subia desde Calpe con los nadadores y la organizacion. Ahora si que empezaba el reto.
Haciendo tiempo al grupo fondeamos en la cala del portet para almorzar, bañarnos y dar de comer a los peces. Via radio ya sabiamos que subia todo el equipo y habia que coger fuerzas para poner los kayaks en el agua y preparar toda la expedicion. El engranaje se puso en marcha y el primer equipo de relevos ya estaba preparado, ahora si que si. Pascual y Pedro empezaron a marcar el canal al primer relevo de nado formado por David y Marina, en medio de un griterio desde el Tirant y enfocados constantemente por las camaras. Rumbo Sur aproando al Peñon de Ifach, todo un referente para los alicantinos, un verdadero mamotreto de caliza incrustado en el mar que impresiona por su colosal altura para alguien tan pequeño montado en un kayak de 5 metros.
El sol marcaba la pauta, a plomo, y la tarde empezaba a dibujar el semicirculo en descenso haciendo que las sombras se estiren mas de la cuenta. El tramo hasta El Albir se antojó largo, siempre en linea recta y apartados de la linea de costa al maximo, para evitar embarcaciones, redes y otros artilugios flotantes. Aqui ya empiezas a ver por un lado el inmenso muro de ladrillos con ventanas, que mejor no mirar, y a proa la Serra Gelada, verdadero parque maritimo- terrestre, lugar de silencio y observacion. Es el gran valor ecologico de la zona, plagado de especies autoctonas. Fue el lugar donde apareció un gran pez luna pasando por debajo de un nadador, que no dudó en dar la vuelta y nadar unos metros junto al especimen, haciendo que la caravana se detuviera por unos instantes. La transparencia de estas aguas invita a mirar hacia el fondo, a veces con sorpresa.
La altura de las paredes que forman Serra Gelada hizo que la tarde cayera aun mas deprisa y la temida noche empezara a poner a todo el mundo en guardia. A vista ya teniamos la Isla de Benidorm, con lo que la posicion en mapa era ya muy clara y el paso por la parte externa de la isla nos alejaria, por suerte, de la invasion de fotones que despedia la zona con mas verticalidad de acero y cemento de la Comunidad. Los preparativos para la noche mas larga empezaron. Balizas, frontales y mucha incertidumbre. Solo el mar era el juez, y por lo visto, estuvo durmiendo hasta muy entrada la mañana. Los relevos nocturnos se decidieron a la peor opcion, o sea, a las condiciones mas extremas para los nadadores, eso significaba que en la ventana negra entre las 22:00 y las 6:00 , la proteccion a nadador seria la maxima posible, con dos kayaks en el agua y el canal de marca muy estrecho, esto hacia que nuestra propia luz iluminara el gorro del nadador y la posicion a rescate estuviera a tiro de pala.
Definitivamente la noche hizo acto de presencia.

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